miércoles, 15 de octubre de 2008

Sonidos de Una Tormenta en Red

Por: Luis David Tobón López (Módulo TTC)

En este momento el sonido del viento lo escucho cercano, un leve anuncio apenas me dice que lloverá. Los grises han sido colores en los últimos meses, y a pesar de las predicciones de verano, el sol no se asoma con regularidad. El viento sopla más cerca, y he decidido apagar el computador porque los truenos que llegan más tarde que la luz, definitivamente se convierten en tormenta.

Mientras, y luego de la lectura de Duncan Watts y Seis Grados de Separación, me quedo haciendo más y más conexiones, en una mezcla de climas, tormentas, autores, ideas y obligaciones para dar mi clase de mañana. ¿Seis Grados de Separación? Me digo, ¿pequeño mundo? ¿lazos débiles? En una almohada gastada, la única que suele comprender mis insomnios o momentos de sueño, es acompañante. Pongo mi cabeza en ella y miro el techo. Lo que ocurre con la tormenta parece que es en un afuera del apartamento donde vivo, pero cuando miro la bombilla, el TV y el DVD, el computador apagado, y los cables visibles o invisibles que estos dispositivos representan, definitivamente me doy cuenta como nos lo dice el módulo del posgrado, que acudimos a las Formas de Vida Tecnológica. Estamos conectados por todas partes y nuestra manera de pensar se parece, a los nodos, que vinculamos con la vida.

Seguí en la mezcla de pensamientos y me dije. Bueno, quiero hablar con el Alcalde de Medellín, soy profesor universitario y comunicador, el nombre de una de mis mejores amigas, directora de un canal de televisión local, me llegó rápido a la cabeza. Claro, un grado de separación y listo. Bueno, bueno, modestia aparte, tiene que ver con mi profesión, es fácil llegar a lo que en periodismo se llaman “fuentes oficiales”. Entonces tras el primer intento y el encuentro con un solo grado de separación, quise ponerme otro reto.

Necesito hablar con un funcionario de Gobierno en Québec, Canadá. Inmediatamente otro nombre de mujer, una amiga de mi esposa, me llegó a la cabeza, ella vive en Canadá, suponiendo que conoce a otras personas allí, entre 3 y 4 grados de separación serían posibles entre el funcionario y yo. Seguí con los remolinos en mi cabeza, el ruido del afuera que ocurre en el adentro de las redes, seguían conectando algunas neuronas, Duncan Watts continuaba en mi cabeza, y sonó el teléfono. Era un viejo amigo, le dije que estaba lloviendo. Él parecía no entender, puesto que en Nueva York, no suelen preocuparse por un cambio climático, salvo que se trate de un huracán con nombres que no se olvidan, para personalizar las fechas de la tragedia, como nos lo anunció Watts.

Colombia, Nueva York y China

Sin prestar mucha atención a mis argumentos climáticos, Carlos, mi viejo amigo, sólo me supo contar sus cotidianidades cercanas, en las que risas de parte y parte no esperaron por esa “proximidad en la distancia”. Bueno, le dije para seguir con mi juego de asociaciones, me gusta mucho la película, “Ni Uno Menos”, de Zhang Yimou y sabes, me gustaría contactarlo. Pensé que había vencido los anuncios de Duncan Watts y la teoría de los 6 grados de separación, pero ocurrió justamente lo contrario. “Ah, yo tengo una amiga china en la U, se llama Mai, le encanta el cine y tiene unos amigos bloggeros que tienen cierta cercanía con los directores, si quieres te averigüo”. Después de la respuesta y las gráficas de asincronías y sincronías, ya estaba convencido que algo que en principio me pareció un poco ilusorio, se transformaba en una evidente realidad.

De trabajos no esperados

La tormenta no cesaba, estaba en su máximo furor, aunque no me mojaba, los vidrios sonaban con furia, en una tarde que caía en la ciudad de la “eterna primavera”, de la cual ya sólo queda el nombre. Una canción llegó a mi pensamiento “Uy Vaya lío, Los amigos de mis amigas son mis amigos”, hacía rato que no la escuchaba, ni siquiera sabía que era del grupo español Objetivo Birmania. Pero llegó y luego pensé en mi trabajo actual. Me había referenciado una persona que si vi tres veces durante mi formación académica, lo estoy exagerando. El trabajo de mi pareja fue una recomendación de una amiga de colegio que no veía hacía 5 años; e hice la tarea, de seguir pensando en amigos y conocidos, cuyos trabajos actuales no los habían conseguido por un lazo fuerte. Así me di cuenta del “pequeño mundo” que habitamos y de la coherencia de los 6 grados de separación.

Como bien nos lo dice Duncan Watts “Cada persona tiene un círculo de amistades y conocidos —vecinos de red— que a su vez tienen conocidos, y así sucesivamente; se forma de este modo una pauta global interconexa de lazos de amistad, de parentesco, profesionales y comunitarios a través de la cual se podrían trazar caminos entre una persona cualquiera, escogida al azar, y cualquier otra”.

Otro fragmento del texto del mismo autor me sigue guiando en esta historia: “Más bien tienden a ser los conocidos casuales quienes nos resultan útiles, porque nos pueden facilitar información que de otro modo nunca recibiríamos”. (27) Y así, en la lectura global del documento, encuentro que entre formas tecnológicas de vida, pequeños mundos, lazos débiles, pensamiento en red, autorías y centralidades que se desdibujan; está el desorden social que se autoorganiza en las redes.

La llamada con mi amigo terminó hace rato, un pájaro canta con otros que se organizan, aunque no son grillos me sigo preguntando. Eso me gusta, no encuentro respuesta pero si rayos de sol. La tarde no cayó por completo, son las 4:30 y la tormenta cesó, enciendo la pantalla de mi computador, y millones de vínculos no esperados me vuelven a conectar a la red de redes; donde hago mi post para la FLACSO.

Bibliografía: Duncan Watts Seis grados de separación. La ciencia de las redes en la era del acceso. Barcelona Paidós 2006