Por: Luis David Tobón López
Sé que coincidimos: Hoy el que no está conectado… Y después de los puntos suspensivos, las infinitas razones para decir por qué si o si debemos estar conectados. ¿desde? Ya los dispositivos sobran, tenemos al alcance multiplicidad de medios para “estar siempre conectados”.
Sin embargo, lo invito a pensar en lo siguiente: Es domingo, está en un asado disfrutando con su familia y el móvil repica… Es su jefe, debe contestarle y no lo hace… ¿consecuencias?
Su mejor amigo, su novia, compañero de trabajo, familiar o quien quiera, sabe si el móvil estaba encendido, entonces asume que usted no le quiso contestar, también ocurre que cuando en Google Talk tiene el estado “invisible”, le hablan, y usted no quiere contestar porque está ocupado, pero del otro lado se dan cuenta que si no salen las “letricas en rojo”, usted si está pero no contestó.
Vienen los juicios cuando está de nuevo conectado: ¿Por qué no me respondiste? Te necesitaba urgente o en el caso del jefe ¡Estás despedido! “Para no ser dramáticos”.
Dormir temprano, descansar en familia, ver otros paisajes diferentes a los de las pantallas, pueden ser alternativas interesantes para “desconectarse”, tenemos ese derecho, y no se trata de caer en el juego de las separaciones, “una cosa es trabajar y otra es descansar”, en tiempos de híbridos posibles e imposibles, cuando uno se quiere desconectar debe “apagar” todos los dispositivos a su alcance y cuando le hagan el reclamos por “su silencio”, simplemente diga: “Estaba en mi derecho de desconectarme”.
¿Será que desconectarse también es conectarse?
Me conecto con el sonido del agua
Me conecto con las conversaciones del supuesto asado
Me conecto con el paisaje
Me conecto con….
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